La serie cristiana The Chosen, que relata con sensibilidad y realismo la vida de Jesús, ha sido reconocida oficialmente por Guinness World Records como la producción en streaming con la temporada más traducida de la historia.
Este logro no es solo un premio a la innovación audiovisual, sino un testimonio de cómo la Palabra de Dios, en pleno siglo XXI, sigue alcanzando nuevas generaciones y rincones del mundo que antes parecían lejanos.
Un logro sin fronteras
El récord confirma que The Chosen ha sido traducida a más idiomas que cualquier otra serie en una sola temporada. Millones de personas hoy pueden escuchar la historia de Cristo en su propio idioma, experimentando la cercanía de Aquel que vino a traer salvación a todos los pueblos.
El equipo de producción expresó su gratitud a cada traductor y voluntario que hizo posible esta hazaña: “Cada idioma es un puente que abre el corazón de alguien al mensaje eterno de Jesús”.
Una misión que va más allá de la pantalla
Lo que comenzó como un proyecto independiente de fe se ha convertido en un movimiento global. The Chosen no solo entretiene: evangeliza, inspira y muestra que el mensaje de Cristo puede brillar con fuerza a través de las plataformas digitales.
La noticia fue anunciada el 29 de septiembre de 2025, justo cuando la producción avanza hacia nuevas metas de expansión y doblajes.
Reflexión
Cuando escuchamos que una serie como The Chosen rompe récords mundiales, entendemos que no es simplemente un éxito humano, sino un recordatorio de que el Evangelio jamás estará encadenado. Así como en Hechos 1:8 Jesús dijo: “y me seréis testigos… hasta lo último de la tierra”, hoy vemos cómo esa promesa se cumple a través de medios impensados hace apenas unas décadas.
Dios está usando el arte, la tecnología y la creatividad como herramientas para llevar Su luz a los confines del planeta. Cada traducción es una oportunidad para que alguien conozca a Cristo en el idioma de su corazón.
Que este logro nos inspire a recordar que todos somos parte de la Gran Comisión. No todos produciremos una serie, pero sí podemos ser “traducciones vivientes” del amor de Dios en nuestro entorno: en casa, en el trabajo, con los amigos. Porque al final, lo más importante no es cuántos récords se logran, sino cuántas almas son alcanzadas.
