En un mundo donde muchos relacionan el éxito únicamente con dinero, títulos o fama, olvidamos que el verdadero triunfo va más allá de lo material. El Padre Arturo Cornejo lo resume de manera sencilla y poderosa:
“El secreto del éxito se resume en tres pasos: ama a Dios, esfuérzate y sé constante.” – P. Arturo Cornejo
Estos tres pasos no son una fórmula mágica, sino un camino de vida que cualquier persona puede aplicar, sin importar su edad, profesión o situación.
1. Ama a Dios
El primer paso es el más importante, porque sin Dios todo pierde sentido. Amar a Dios significa ponerlo en el centro de la vida, reconocer que todo lo que somos y tenemos proviene de Él. Este amor nos da dirección, propósito y fuerza en medio de las pruebas.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
2. Esfuérzate
Amar a Dios nos da motivación, pero necesitamos poner manos a la obra. El esfuerzo refleja disciplina, trabajo duro y entrega. Nada valioso se alcanza sin esfuerzo; incluso Jesús nos mostró que la cruz también requiere sacrificio.
“Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).
3. Sé constante
Muchas personas aman a Dios y se esfuerzan, pero abandonan en el camino porque no son constantes. La constancia es lo que convierte los sueños en realidades.
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
Ejemplo profesional
María soñaba con ser doctora. Desde niña aprendió a amar a Dios, confiando en Él en cada examen y poniéndolo como prioridad en sus metas.
Cuando llegó a la universidad, tuvo que esforzarse: largas noches de estudio, trabajos para pagar sus gastos y renunciar a distracciones.
Muchas veces pensó en rendirse, pero eligió ser constante. A pesar del cansancio y los obstáculos, siguió adelante. Con el tiempo, se graduó y descubrió que el verdadero éxito no era solo tener un título, sino haber caminado con Dios en todo el proceso.
Ejemplo de la vida diaria
Don José, un hombre sencillo, quería mejorar su salud. Lo primero que hizo fue amar a Dios, orando para que le diera fuerzas y recordando que su cuerpo es templo del Espíritu Santo.
Luego comenzó a esforzarse: cambió su alimentación, caminó todos los días y decidió dejar malos hábitos.
Los resultados no aparecieron de inmediato, pero eligió ser constante, día tras día. Con el tiempo bajó de peso, recuperó energía y pudo disfrutar más tiempo con su familia. Para él, el éxito fue recuperar la vida y glorificar a Dios en su cuidado personal.
Reflexión final
El éxito no se limita al ámbito profesional o académico; también se refleja en la familia, la salud, las relaciones y la vida espiritual. El Padre Arturo Cornejo nos recuerda que el camino es claro:
Ama a Dios, esfuérzate y sé constante.
Tres pasos sencillos que, puestos en práctica, tienen el poder de transformar cualquier área de nuestra vida.
