martes, noviembre 25, 2025

¿Qué dice la Biblia sobre el divorcio y las segundas nupcias?

El divorcio es un tema sensible que afecta profundamente a las familias y a la sociedad. Muchos creyentes se preguntan qué enseña la Biblia sobre esta situación y, especialmente, qué sucede cuando alguien piensa en volver a casarse después de haber vivido un divorcio. Para responder, debemos ir directamente a la Palabra de Dios, que es nuestra guía infalible.

El diseño original de Dios para el matrimonio

Desde el principio, Dios estableció el matrimonio como una unión sagrada, permanente y exclusiva entre un hombre y una mujer. En Génesis 2:24 se declara:

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Este plan muestra que el matrimonio no fue pensado para romperse, sino para reflejar el pacto de amor y fidelidad entre Cristo y su Iglesia (Efesios 5:25-32).

La enseñanza de Jesús sobre el divorcio

En los tiempos de Jesús, existía un debate entre los fariseos sobre las razones válidas para divorciarse. Él respondió con claridad:

“Cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
(Mateo 19:9).

Jesús reafirmó el diseño original de Dios, pero reconoció una excepción: la infidelidad conyugal (fornicación/adulterio). Esto significa que, según la enseñanza de Cristo, el divorcio no era la voluntad de Dios, pero en casos de infidelidad, la parte inocente no es culpable si decide separarse.

El apóstol Pablo y las segundas nupcias

Pablo también trató el tema en 1 Corintios 7. Allí dice:

“A los casados mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”
(1 Corintios 7:10-11).

Pablo enseña que el ideal es la reconciliación. Sin embargo, también añade que si un cónyuge incrédulo decide abandonar la relación, el creyente no queda sujeto a servidumbre en tal caso (1 Corintios 7:15). Esta instrucción abre espacio a la interpretación de que la persona libre podría volver a casarse, siempre “en el Señor” (es decir, con otro creyente).

¿Y las segundas nupcias?

La Biblia reconoce que en algunos casos el matrimonio puede romperse por el pecado humano. La pregunta clave es si la persona divorciada puede volver a casarse. La Escritura presenta distintos enfoques:

  1. Si hubo adulterio, la parte inocente puede separarse y, según algunos entendimientos, tiene libertad para un nuevo matrimonio.
  2. Si el cónyuge incrédulo abandona, el creyente queda libre (1 Corintios 7:15).
  3. En otros casos de divorcio sin base bíblica, Jesús lo llama adulterio si uno de los dos se casa nuevamente (Mateo 19:9).

El corazón de Dios: restauración y gracia

Aunque la Biblia es firme al defender el matrimonio, también revela el corazón misericordioso de Dios. Él perdona a quienes se arrepienten de sus pecados y ofrece un nuevo comienzo. No se trata de justificar el divorcio, sino de recordar que en Cristo hay gracia y restauración.

El Salmo 34:18 nos recuerda:

“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.”

Dios no abandona a quienes atraviesan un divorcio; al contrario, Él sana, restaura y guía a vivir en obediencia.

Conclusión

La Biblia enseña que el matrimonio es un pacto sagrado y que el divorcio no es el plan original de Dios, aunque en casos de adulterio o abandono puede ser permitido. En cuanto a las segundas nupcias, las Escrituras muestran que es un asunto que debe ser tratado con temor de Dios, buscando siempre su dirección y obedeciendo a los principios bíblicos.

Más allá de las reglas, el llamado es a valorar el matrimonio como un reflejo del amor eterno de Cristo y a vivir con fidelidad, gracia y perdón. El Señor sigue siendo Dios de segundas oportunidades, y quien se acerque a Él con un corazón arrepentido encontrará guía, consuelo y esperanza.

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