En Mateo 23:23, Jesús lanza una fuerte advertencia contra los escribas y fariseos por su hipocresía religiosa:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta, el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” (Mateo 23:23, RVR1960)
Este versículo resuena poderosamente en el contexto actual de la crisis migratoria en Estados Unidos. Mientras miles de inmigrantes indocumentados que no tienen historial criminal y solo vienen a trabajar están siendo deportados sin compasión ni justicia, muchos líderes religiosos, incluyendo pastores evangélicos, guardan silencio o incluso respaldan políticas crueles e inhumanas.
Sin embargo, es importante aclarar que, como cristianos, creemos en la santidad de la vida desde la concepción y en el diseño divino del matrimonio y la sexualidad según la Palabra de Dios. No se trata de escoger entre un valor moral y otro, sino de ser íntegros y coherentes en todos los aspectos de nuestra fe. No podemos luchar por la vida en el vientre y al mismo tiempo ignorar la vida del inmigrante que sufre injusticia.
1. Hipocresía Religiosa en la Política
Jesús condenó la hipocresía de los fariseos porque, aunque cumplían los aspectos externos de la ley, su corazón estaba lejos de la verdadera justicia de Dios. Hoy, muchos pastores evangélicos caen en la misma hipocresía al enfocarse solo en temas como el aborto y la comunidad LGBT para justificar su apoyo a líderes políticos, mientras ignoran problemas de justicia social, como la opresión a los inmigrantes.
Es un error moral condenar el aborto, pero no levantar la voz cuando niños inmigrantes son separados de sus padres. Es incoherente hablar de valores cristianos, pero defender políticas que deshumanizan a quienes solo buscan un futuro mejor para sus familias. La justicia de Dios es completa y no se limita a un solo aspecto.
2. Justicia, Misericordia y Fe: Lo Que Dios Quiere
Jesús menciona tres valores esenciales que los fariseos ignoraban, y que hoy muchos cristianos también han dejado de lado:
a) Justicia
La justicia en la Biblia no es solo una cuestión legal, sino un llamado a proteger al oprimido y al necesitado. Dios siempre ha tenido un corazón por el extranjero:
“No oprimirás al extranjero, porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.” (Éxodo 23:9)
No podemos decir que seguimos a Cristo y al mismo tiempo apoyar políticas que maltratan a quienes vienen en busca de refugio.
b) Misericordia
Jesús enseñó que la misericordia es más importante que el sacrificio (Oseas 6:6). No hay misericordia en ver a una madre deportada lejos de sus hijos, en ver a un trabajador expulsado de un país por el que ha dado su sudor y esfuerzo, mientras muchos cristianos cierran los ojos y siguen apoyando políticas inhumanas.
c) Fe
La fe verdadera no se mide por asistencia a la iglesia o afiliación política, sino por obedecer la voluntad de Dios. Si decimos que creemos en Cristo, pero no nos preocupamos por los más vulnerables, nuestra fe es muerta (Santiago 2:14-17).
3. Un Cristianismo Integral: Defendiendo Toda la Verdad de Dios
Es cierto que, como cristianos, no podemos respaldar el aborto, porque cada vida es sagrada y creada a imagen de Dios (Salmo 139:13-16). También creemos en el modelo bíblico del matrimonio entre hombre y mujer, como Dios lo estableció desde la creación (Génesis 2:24).
Sin embargo, ser cristiano significa defender TODA la justicia de Dios, no solo aquellas causas que son políticamente convenientes. No podemos enfocarnos en unos temas y descuidar otros igualmente importantes. Si queremos que nuestra voz sea escuchada en defensa de la vida del no nacido, también debemos ser la voz de los inmigrantes, los pobres y los marginados.
Cuando Jesús habló de justicia, misericordia y fe, no nos dio la opción de elegir unas sobre otras. Como creyentes, debemos reflejar el carácter de Dios en todas las áreas de nuestra vida y nuestra sociedad.
4. Un Llamado a la Coherencia Cristiana
Si decimos que seguimos a Cristo, debemos seguir TODA su enseñanza, no solo la parte que nos conviene. Es hora de que los cristianos que realmente creen en la justicia, la misericordia y la fe se levanten y hablen en favor de los inmigrantes. No podemos seguir permitiendo que la iglesia sea cómplice de la injusticia.
¿Qué podemos hacer?
- Defender la vida en todas sus formas, desde el vientre hasta el inmigrante en necesidad.
- Denunciar la hipocresía de los líderes religiosos que apoyan políticas inhumanas.
- Vivir la fe de manera coherente, recordando que el evangelio no es selectivo, sino un llamado a la justicia y la compasión para todos.
Que no se diga de nosotros lo que Jesús dijo de los fariseos: que nos enfocamos en lo superficial y descuidamos lo esencial. Que nuestra fe no sea una excusa para la injusticia, sino un reflejo del amor de Dios para todos, incluyendo a los inmigrantes.