Jerusalén / El Cairo — 13 de octubre de 2025.
ISRAEL Y HAMAS ACTIVAN LA PRIMERA FASE DE UN CESE AL FUEGO: LIBERAN REHENES Y PRISIONEROS, Y ENTRA AYUDA A GAZA.
Israel y Hamas comenzaron a implementar un alto al fuego por fases, que incluye la liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros y detenidos palestinos, y la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.
Aunque muchos titulares lo presentan como “acuerdo de paz histórico”, la realidad es distinta: no se trata de un tratado de paz definitivo, sino de una tregua inicial impulsada por la presión internacional y el agotamiento de ambas partes después de meses de guerra.
Rehenes y prisioneros.
Hamas entregó a los últimos rehenes vivos que mantenía en su poder, mientras Israel liberó a cientos de prisioneros y detenidos palestinos, muchos de ellos sin condena formal.
Ambos movimientos se realizaron bajo supervisión de mediadores de Egipto, Catar y Estados Unidos, quienes han insistido en que esta primera fase es “solo un paso humanitario” hacia futuras conversaciones políticas.
Ayuda humanitaria y primeros repliegues.
Convoyes con alimentos, medicinas y combustible comenzaron a ingresar por el paso de Rafah. Israel aceptó retiros militares parciales en zonas específicas de Gaza, siempre que Hamas mantenga el cese de hostilidades.
Organismos internacionales, como la ONU y la Cruz Roja, confirmaron que las condiciones humanitarias siguen siendo críticas, especialmente en hospitales destruidos y zonas sin acceso a agua potable.
Un lenguaje diplomático que no dice toda la verdad.
Mientras algunos líderes celebran “el fin de la guerra”, la letra del acuerdo no incluye ni reconocimiento mutuo, ni compromisos de paz permanentes.
Los puntos centrales —el futuro político de Gaza, su gobernanza, el desarme de las milicias, la seguridad israelí, las fronteras y la verificación de los compromisos— aún no han sido resueltos.
En los hechos, la guerra no ha terminado; solo está en pausa bajo condiciones extremadamente frágiles.
Los intereses detrás del acuerdo.
- Israel busca aliviar la presión internacional tras las denuncias por violaciones de derechos humanos y reducir el costo político interno.
- Hamas intenta sobrevivir políticamente, mostrando que logró liberar prisioneros y resistir sin rendirse.
- Estados Unidos, Egipto, Catar y Turquía necesitan estabilidad regional para evitar una nueva ola de refugiados y mantener su influencia diplomática.
Cada parte ganó tiempo. Ninguna ha ganado la paz.
Lo que nadie quiere decir.
Detrás de los discursos, Gaza sigue bajo bloqueo.
Israel continúa dividido internamente y miles de familias siguen llorando a sus muertos.
Ni uno ni otro lado ha renunciado a la idea de “victoria total”.
Por eso, llamar a esto “paz” es un error peligroso.
Es apenas una pausa en medio de una herida abierta que, si no se trata con justicia y verdad, volverá a sangrar.
Reflexión: la paz que el mundo no entiende.
Jesús dijo:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.” (Juan 14:27)
La paz que el mundo celebra es el silencio de las armas.
La paz de Dios es el cambio del corazón.
Mientras los gobiernos negocian fronteras, en el cielo se mide el valor del perdón.
Ningún acuerdo político puede lograr lo que solo el Espíritu Santo puede hacer:
transformar el odio en compasión, el miedo en confianza y la venganza en reconciliación.
Hoy Israel y Gaza viven una pausa, no una solución.
Pero si el hombre se humilla ante Dios, esa pausa podría convertirse en el principio de algo nuevo:
un tiempo donde la justicia y la misericordia caminen juntas.
La verdad es que este no es el final de la guerra, sino el comienzo de una batalla más profunda: la del alma humana.
Hasta que el corazón no cambie, ningún papel firmado detendrá la violencia.
Y solo cuando los hombres reconozcan a Dios como fuente de paz, la Tierra Santa dejará de ser un campo de batalla para convertirse, por fin, en tierra de esperanza.




