El tema del diezmo y la ofrenda es uno de los más debatidos dentro del cristianismo. Algunas iglesias lo consideran una obligación bíblica, mientras que otras enseñan que es una práctica opcional basada en la generosidad. Pero, ¿qué dice la Biblia realmente sobre el diezmo y la ofrenda? ¿Es correcto que los pastores o sacerdotes lo pidan?
¿Qué es el Diezmo en la Biblia?
El diezmo significa literalmente la décima parte y se menciona por primera vez en el Antiguo Testamento. En tiempos del pueblo de Israel, Dios estableció el diezmo como un medio para sostener a los levitas, que eran los encargados del servicio en el tabernáculo y el templo. Algunos pasajes clave son:
- Génesis 14:20 – Abraham dio el diezmo de todo a Melquisedec.
- Levítico 27:30 – “El diezmo de la tierra, tanto de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, es de Jehová; es cosa consagrada a Jehová.”
- Números 18:21 – “Y he aquí, yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.”
- Malaquías 3:10 – “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
En estos pasajes vemos que el diezmo era una práctica establecida bajo la Ley de Moisés con un propósito específico: sostener el templo y a los sacerdotes levitas, quienes no tenían tierras propias y dependían de las contribuciones del pueblo.
El Diezmo en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, el diezmo no es presentado como un mandamiento obligatorio para los cristianos. Jesús menciona el diezmo en Mateo 23:23, donde critica a los fariseos por enfocarse en el diezmo mientras descuidaban la justicia, la misericordia y la fe. Sin embargo, nunca ordena a sus seguidores diezmar como una obligación.
El apóstol Pablo, quien enseñó extensamente sobre el apoyo financiero a la obra de Dios, no menciona el diezmo como un requisito, sino que enfatiza la ofrenda voluntaria y generosa:
- 2 Corintios 9:7 – “Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
- 1 Corintios 16:2 – “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”
En estos pasajes se ve un cambio de enfoque: no se exige un porcentaje específico, sino que cada persona debe dar según su capacidad y con un corazón dispuesto.
¿Deben los Pastores o Sacerdotes Pedir el Diezmo?
Esta es una cuestión que ha generado controversia. Aquí hay algunas consideraciones:
- El diezmo como norma obligatoria: En muchas iglesias, se enseña que el diezmo es un mandato divino que los cristianos deben cumplir para recibir bendiciones. Sin embargo, como hemos visto, el Nuevo Testamento no lo exige de manera explícita.
- El apoyo a la iglesia y los ministros: La Biblia sí enseña que aquellos que dedican su vida a la obra de Dios deben ser sostenidos por la iglesia:
- 1 Timoteo 5:17-18 – “Los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla, y: Digno es el obrero de su salario.”
- Gálatas 6:6 – “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.”
- ¿Es correcto que lo pidan?: Depende del enfoque. Si se hace como una imposición obligatoria, sin considerar la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la libertad en la ofrenda, puede ser un error. Pero si se enseña como un principio de generosidad y apoyo a la obra de Dios, sin coerción ni manipulación, entonces es legítimo.
Conclusión
La Biblia enseña que el diezmo fue una práctica establecida para el pueblo de Israel bajo la Ley de Moisés. En el Nuevo Testamento, la enseñanza principal es dar con generosidad y de manera voluntaria, sin la imposición de un porcentaje fijo.
Si un pastor o sacerdote pide el diezmo como una obligación, puede estar fuera del espíritu del evangelio. Sin embargo, si enseña la importancia de contribuir para la obra de Dios de manera generosa y voluntaria, está en línea con las enseñanzas del Nuevo Testamento.
Lo más importante es recordar que Dios valora más la actitud del corazón que la cantidad que se da. Como dice 2 Corintios 9:7, “Dios ama al dador alegre.”