martes, noviembre 25, 2025

El amor al dinero: la raíz de todos los males

La Palabra de Dios es clara cuando nos advierte:

“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores.”
— 1 Timoteo 6:10

El dinero en sí mismo no es malo. De hecho, es una herramienta que Dios nos da para cubrir nuestras necesidades, bendecir a otros y sostener Su obra. El problema comienza cuando dejamos que el amor al dinero ocupe el lugar que solo le corresponde al Señor en nuestro corazón.

Cuando una persona hace del dinero su prioridad, puede caer en la avaricia, en la codicia y en la falta de amor hacia los demás. Esto genera conflictos, división familiar, corrupción, injusticia y hasta violencia. Muchas personas han sacrificado su fe, su familia e incluso su paz interior por la ambición desmedida.

El verdadero peligro está en poner la confianza en las riquezas y no en Dios. Jesús nos recordó que “no se puede servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). Si el dinero gobierna nuestra vida, inevitablemente nos apartaremos del Señor.

El llamado de la Biblia es a ser administradores fieles, recordando que todo lo que tenemos proviene de Dios. El dinero debe ser un siervo y no un amo. Debe estar al servicio del Reino, no convertirse en un ídolo que gobierne nuestro corazón.

Reflexión personal

Pregúntate hoy: ¿estoy usando el dinero como un medio para bendecir, o me he dejado atrapar por el deseo de tener más? El contentamiento en Cristo trae paz, mientras que la ambición desmedida trae dolor.

Que aprendamos a vivir con gratitud, confiando en que “mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

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