La humanidad está entrando en una etapa donde la vigilancia se ha convertido en parte de la vida cotidiana. Los drones sobrevuelan ciudades, fronteras y hasta vecindarios, recogiendo información y transmitiendo imágenes en tiempo real. Este fenómeno nos invita a reflexionar a la luz de la Escritura: ¿acaso estamos viendo un anticipo de lo que Apocalipsis llama el control de la bestia y el “ojo” que todo lo ve?
La profecía y el control total
El libro de Apocalipsis nos habla de un sistema mundial que impondrá obediencia absoluta. Dice la Palabra:
“Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre” (Apocalipsis 13:16-17).
Para que un sistema así funcione, es necesario un mecanismo de control y vigilancia sin precedentes. Hoy vemos cómo la tecnología de cámaras, satélites y drones permite monitorear multitudes, identificar personas, seguir movimientos y hasta anticipar comportamientos. Lo que hace apenas unas décadas parecía imposible, ahora está a la mano de los gobiernos y corporaciones.
El contraste entre la mirada de Dios y la mirada del hombre
Pero no podemos olvidar que antes de cualquier invento humano, existe un Dios que siempre ha visto todo. La Biblia declara:
“Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crónicas 16:9).
La diferencia es fundamental. La vigilancia de los hombres busca controlar, castigar y limitar. La vigilancia de Dios busca salvar, proteger y redimir. El ojo humano, representado en drones y sistemas globales, se convierte en símbolo de poder terrenal. El ojo divino, en cambio, es símbolo de amor y justicia.
El salmista lo expresó de forma clara:
“Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (Salmos 11:4).
Un tiempo de discernimiento
Jesús mismo advirtió a sus discípulos sobre los tiempos finales:
“Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:4-5).
El engaño no solo será religioso, también será social y político. Sistemas que parecen ofrecer seguridad terminarán siendo instrumentos de opresión. El ojo tecnológico del hombre quiere suplantar la omnisciencia de Dios, pero terminará siendo parte del escenario profético donde la bestia exige adoración y sumisión.
¿Cómo debe responder la Iglesia?
Primero, con confianza en el Dios soberano. La Palabra nos recuerda:
“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7).
Segundo, con discernimiento espiritual, sabiendo que no todo avance es neutral, sino que puede estar preparando el terreno para lo que Apocalipsis describe.
“No ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
Tercero, con fidelidad a Cristo aun en medio de la presión. El libro de Daniel nos muestra a Sadrac, Mesac y Abed-nego que, aunque eran vigilados por el rey y su sistema de control, permanecieron firmes y no doblaron su rodilla ante la estatua (Daniel 3:16-18). Ese ejemplo es una advertencia profética para los creyentes de hoy: aunque el mundo sea vigilado y controlado, nuestra lealtad sigue siendo solo al Rey de reyes.
Reflexión
Los drones y la vigilancia global son más que tecnología: son señales de que el mundo camina hacia un control total que se alinea con lo anunciado en la Palabra de Dios. Pero mientras el hombre construye su ojo que todo lo ve, los creyentes sabemos que el único Ojo verdadero que todo lo ve es el del Dios eterno, cuya mirada es de justicia y misericordia.
Como dijo Jesús:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).




