Texto Bíblico
“Sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
— 1 Corintios 9:27 (RVR1960)
Reflexión
El apóstol Pablo nos deja ver en este versículo la importancia de la disciplina espiritual y personal. Aunque él mismo predicaba el evangelio, no se consideraba exento de caer. Reconocía que la vida cristiana no es una carrera de velocidad, sino de resistencia, donde cada paso requiere dominio propio, perseverancia y enfoque.
Pablo compara su caminar con Cristo como el entrenamiento de un atleta. El cuerpo, con sus deseos y debilidades, tiende a distraer y a buscar comodidad. Sin embargo, el cristiano está llamado a someter la carne para que el espíritu pueda vivir en obediencia a Dios.
Este pasaje nos recuerda que no basta con hablar de Cristo o servir en la iglesia; necesitamos vivir lo que predicamos. La incoherencia entre el mensaje y la vida puede ser un tropiezo para otros y una pérdida espiritual para nosotros mismos.
Aplicación a la vida diaria
- Disciplina espiritual: Aparta tiempo para orar, leer la Palabra y meditar en ella cada día.
- Dominio propio: Aprende a decir “no” a aquello que te aparta de Dios, aunque parezca pequeño o inofensivo.
- Coherencia: Que tu testimonio sea tan fuerte como tus palabras. Vive de manera que otros vean a Cristo reflejado en ti.
Oración
Señor, ayúdame a vivir disciplinado en mi caminar contigo. Que no me conforme con hablar de ti, sino que mi vida sea un ejemplo del evangelio que predico. Dame dominio propio y fortaleza para vencer las tentaciones, y que mi meta siempre sea agradarte a ti antes que a los hombres. Amén.




