Vivimos en una época en la que la verdad de Dios sobre el diseño del hombre y la mujer está siendo cuestionada y distorsionada. La llamada “ideología de género” intenta enseñar que la identidad sexual no está determinada por Dios, sino que puede ser escogida o cambiada según los sentimientos de cada persona. Como padres cristianos, nos enfrentamos al gran desafío de criar a nuestros hijos en medio de este ambiente cultural.
La pregunta clave es: ¿cómo podemos guiarlos con amor, firmeza y claridad en la verdad de Dios?
1. Establecer la verdad desde la Palabra de Dios
La Biblia enseña que la identidad del ser humano no es producto de la cultura ni de una decisión personal, sino del Creador.
- Génesis 1:27: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
- Salmos 139:13-14: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras.”
Los padres deben enseñar desde temprana edad que ser hombre o mujer no es un accidente ni una construcción social, sino un regalo de Dios. Hablar con claridad, sin miedo ni vergüenza, refuerza en los hijos la seguridad de que fueron creados con propósito.
2. Criar con amor y no con miedo
El peligro de la ideología de género puede llenarnos de temor, pero como cristianos no debemos criar a nuestros hijos con pánico, sino con fe.
- 2 Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Esto significa que no criamos desde el rechazo o la violencia, sino desde la confianza en que la verdad de Dios prevalece. Corregimos el error, pero lo hacemos mostrando a nuestros hijos el amor de Cristo.
3. Enseñar a discernir la cultura
Nuestros hijos se enfrentan a mensajes contrarios a la Biblia en la escuela, en internet y en la sociedad. Es importante enseñarles a discernir lo que escuchan.
- Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Esto implica hablar abiertamente con ellos sobre lo que escuchan y ven. No basta con prohibir, debemos explicar por qué algo no está alineado con la verdad de Dios y mostrarles la alternativa bíblica.
4. Ser ejemplo en casa
Los hijos aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Si queremos que entiendan lo que significa ser hombre o mujer conforme al diseño de Dios, debemos reflejarlo en nuestro matrimonio y en la vida diaria.
- Efesios 5:25: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”
- Tito 2:4-5: “…que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa…”
Un hogar donde papá y mamá se aman y respetan, donde cada uno honra el rol que Dios le dio, es el mejor antídoto contra la confusión del mundo.
5. Orar y depender del Espíritu Santo
Ningún padre tiene todas las fuerzas ni la sabiduría para enfrentar esta batalla por sí mismo. Por eso debemos cubrir a nuestros hijos en oración.
- Filipenses 4:6-7: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Dios escucha nuestras oraciones y puede proteger la mente y el corazón de nuestros hijos.
Conclusión
Criar hijos en un mundo lleno de ideología de género es un desafío real, pero no imposible para los que confían en Dios. La clave está en afirmar la verdad bíblica, criar con amor, enseñar discernimiento, dar ejemplo en casa y cubrirlos con oración.
El mundo intentará sembrar confusión, pero si edificamos sus vidas sobre la roca de la Palabra, estarán firmes. Jesús mismo nos asegura:
- Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
Nuestros hijos no necesitan confusión ni miedo, sino la verdad que libera y da identidad: la verdad de que fueron creados por Dios, amados por Cristo y guiados por el Espíritu Santo.




