La sexualidad dentro del matrimonio es un regalo de Dios diseñado para la unidad, el placer y la procreación. Sin embargo, muchos cristianos se preguntan qué es permitido y qué no dentro de la intimidad conyugal. Para responder a esta pregunta, debemos acudir a la Palabra de Dios y analizar los principios bíblicos sobre el sexo en el matrimonio.
El Diseño de Dios para la Intimidad Sexual
Desde el principio, Dios diseñó la sexualidad como algo bueno y puro dentro del matrimonio. Génesis 2:24 establece el fundamento del matrimonio:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24)
Esta unión no solo es emocional y espiritual, sino también física. El sexo en el matrimonio es una expresión de amor, unidad y entrega mutua.
1. Lo que Sí Permite la Biblia
a) El Sexo Como Expresión de Amor y Unión
La Biblia habla del gozo y la satisfacción en la relación sexual dentro del matrimonio:
“Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud. Como cierva amada y graciosa gacela, sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.” (Proverbios 5:18-19)
El sexo es una bendición dentro del matrimonio y debe disfrutarse sin culpa, siempre en un contexto de respeto y amor.
b) La Exclusividad en la Relación Sexual
El sexo está reservado únicamente para el matrimonio. Hebreos 13:4 dice:
“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”
Esto significa que el acto sexual debe ser exclusivo entre el esposo y la esposa, sin participación de terceros ni prácticas que deshonren la pureza del matrimonio.
c) La Responsabilidad de Satisfacer a la Pareja
La Biblia enseña que los esposos deben satisfacer las necesidades sexuales de su cónyuge:
“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.” (1 Corintios 7:3-4)
Este pasaje nos muestra que la relación sexual no debe ser egoísta, sino un acto de amor y entrega mutua.
d) El Sexo Como Protección Contra la Tentación
Pablo advierte que la falta de relaciones sexuales en el matrimonio puede ser una puerta abierta para la tentación:
“No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (1 Corintios 7:5)
El sexo en el matrimonio ayuda a mantener la fidelidad y a fortalecer la relación.
2. Lo que No Debe Hacerse en el Matrimonio
a) La Infidelidad y la Lujuria
El adulterio es claramente condenado en la Biblia:
“No cometerás adulterio.” (Éxodo 20:14)
Jesús también advirtió que el pecado no solo está en la acción, sino también en la intención:
“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:28)
Por lo tanto, los pensamientos impuros y la pornografía también dañan la santidad del matrimonio.
b) El Sexo Forzado o Sin Consentimiento
El acto sexual debe ser una expresión de amor y respeto, no una imposición. Efesios 5:25 dice:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”
El amor verdadero no busca su propio placer a expensas del otro, sino que cuida y protege.
c) Prácticas Que Denigran o Dañan el Cuerpo
El cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20) y debe ser tratado con dignidad. Cualquier práctica sexual que cause daño físico o emocional no honra a Dios ni al cónyuge.
d) Incluir a Terceras Personas en la Relación Sexual
La Biblia establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y la intimidad es exclusiva entre ellos (Hebreos 13:4). La poligamia y la participación de otras personas en la relación sexual no son parte del diseño de Dios.
Conclusión
El sexo dentro del matrimonio es una bendición y debe vivirse con amor, respeto y exclusividad. Dios nos ha dado principios claros para disfrutar la intimidad de manera sana y santa. Mientras ambos cónyuges estén de acuerdo y sus prácticas no contradigan la Palabra de Dios, pueden disfrutar plenamente de este regalo divino.
El matrimonio cristiano debe reflejar el amor de Cristo por su iglesia, y eso incluye la intimidad conyugal. Que cada pareja busque siempre la guía de Dios y el consejo bíblico para fortalecer su relación.